“Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación…”. 2ª de Tesalonicenses 2:13
Lectura: 1ª de Corintios 1:25-31
Todos nos hemos sentido especiales alguna vez, sobre todo cuando hemos sido escogidos por alguien importante. Quizás un jugador de fútbol que tú admirabas te eligió para jugar en su equipo o fuiste invitado a ser parte de una organización -¡una muy exclusiva!- o tu jefe fue contigo y te dijo que tú eras el único capacitado para desempeñar algún cargo importante. Creo que a la mayoría de personas nos gusta ser escogidas, ya que esto demuestra que tenemos alguna virtud en especial. Bueno, en el caso del creyente, es completamente diferente. No hay virtud en nosotros, no somos mejores que otros, ni tenemos una cualidad especial; simplemente fuimos escogidos para salvación por la gran misericordia y el infinito amor de Dios. ¿Te has puesto a pensar en el privilegio tan grande de haber sido escogido por Dios? No es por ti, no es tu carácter, no son tus facultades, tu inteligencia o tu buen corazón. ¡Nada de eso fue la motivación de Dios para escogerte! Él por su gracia proveyó el sacrificio necesario para vencer el pecado, dando su vida por nosotros. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. (Efesios 2:8-9) Sí, es cierto que eres tú quien decide recibir a Cristo, es esa decisión tuya la que te hace estar en el grupo de “los escogidos” sólo debido a la misericordia que Dios tuvo para contigo. Te invito a que leas el pasaje de hoy. También medita en los siguientes versículos: Romanos 11:5-6 y 2ª de Tesalonicenses 2:13 y pasa un tiempo en oración, dando gracias al Padre por esta salvación inmerecida y por haber sido escogido.-LPdeZ
“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia…” –Tito 3:5
Deja un comentario